Una de las ventajas clave de la TMS es su excelente perfil de tolerabilidad, y la mayoría de los pacientes informan una molestia mínima durante las sesiones, comúnmente comparada con una sensación de golpeteo en el cuero cabelludo. A diferencia de los medicamentos antidepresivos tradicionales, la TMS no introduce efectos secundarios sistémicos como aumento de peso o disfunción sexual, que pueden afectar significativamente la calidad de vida de las personas que reciben tratamiento.

Las citas regulares de monitoreo y seguimiento son parte integral del proceso de tratamiento de TMS, lo que garantiza que se puedan realizar ajustes para optimizar los resultados en función de la respuesta de cada paciente. Este enfoque personalizado destaca la TMS como una opción terapéutica prometedora para personas que experimentan condiciones de salud mental refractarias, ofreciendo una esperanza renovada a través de una estimulación cerebral dirigida que tiene como objetivo aliviar los síntomas y mejorar el bienestar general.